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PLADA, Fausto
Fausto Plada, que da nombre a la calle, nació en San Carlos el 19 de diciembre de 1866. Era hijo natural
de Gregorio Sosa, pero siempre se firmó usando el apellido materno: Plada.
Años más tarde, cuando el país se vio convulsionado por la guerra, emigró a Santa Victoria del Palmar
(Brasil) eludiendo las presiones políticas. En Santa Victoria trabajó en lo que vino: trabajos duros y
zafra-les; peón de estancias y ladrillero. Por 1917 pasó al Uruguay, radicándose en Rocha en donde fue
uno de los que colocó los primeros adoquines en sus calles. Pero su tarea favorita era otra: el manejo de
diligencias. Le apasionaban los caminos, los riesgos de los arroyos, desafiar las correntadas, la relación
humana que establecía en ese ir y venir de los viajes.
Así integró la empresa de Domingo Corbo como mayoral y con sus diligencias siguió uniendo las
poblaciones de Rocha con Lazcano. Poco después la empresa era suya: la había comprado, trasladando
viajeros, carga y bolsos del Correo Oficial. Era sumamente responsable, cuidaba con celo todo lo que se
le confiaba, pero su ambición fue más lejos, vendió la línea que poseía y compró la de Rocha a Santa
Victoria. Volvió a quedar unido al pueblo brasileño, donde habían transcurrido treinta años de su vida
trabajando en cambiantes tareas y donde se casó con una mujer muchísimos años menor que él.
Compró setenta y seis caballos que cambiaba en ocho postas establecidas en el camino a recorrer y
agrupaba en cada una, caballos de igual pelo.
En tantos años de deambular por aquellos rumbos debió recorrer las mismas rutas que siguieron los
guerreros de la patria. Finalmente vendió la línea a Mario Cola, y se jubiló percibiendo 138 pesos
mensuales. Se quedó en Rocha acompañado de aquella mujer, hasta el fin de sus días. Su vida fue rica
en aventuras riesgosas y anecdóticas de todo matiz, que narraba a todo el que deseaba escucharlas.
Fausto Plada, desafiante de caminos, de soles calcinan-tes y temporales sin fin, falleció en Rocha en 1960,
a la edad de 99 años.
En el joven barrio Halty, orientada de este a oeste, desde el arroyo San Carlos hasta la continuación de la
Avda. Rocha y paralela a la calle Juana Tabárez, está ubicada esta calle.
Datos proporcionados por: Luis Cugnetti García (ayudante de Fausto Plada y suegro del poeta y escritor carolino Pablo Alfonso ) e Irma Marticorena Plada
Fausto Plada, que da nombre a la calle, nació en San Carlos el 19 de diciembre de 1866. Era hijo natural
de Gregorio Sosa, pero siempre se firmó usando el apellido materno: Plada.
Años más tarde, cuando el país se vio convulsionado por la guerra, emigró a Santa Victoria del Palmar
(Brasil) eludiendo las presiones políticas. En Santa Victoria trabajó en lo que vino: trabajos duros y
zafra-les; peón de estancias y ladrillero. Por 1917 pasó al Uruguay, radicándose en Rocha en donde fue
uno de los que colocó los primeros adoquines en sus calles. Pero su tarea favorita era otra: el manejo de
diligencias. Le apasionaban los caminos, los riesgos de los arroyos, desafiar las correntadas, la relación
humana que establecía en ese ir y venir de los viajes.
Así integró la empresa de Domingo Corbo como mayoral y con sus diligencias siguió uniendo las
poblaciones de Rocha con Lazcano. Poco después la empresa era suya: la había comprado, trasladando
viajeros, carga y bolsos del Correo Oficial. Era sumamente responsable, cuidaba con celo todo lo que se
le confiaba, pero su ambición fue más lejos, vendió la línea que poseía y compró la de Rocha a Santa
Victoria. Volvió a quedar unido al pueblo brasileño, donde habían transcurrido treinta años de su vida
trabajando en cambiantes tareas y donde se casó con una mujer muchísimos años menor que él.
Compró setenta y seis caballos que cambiaba en ocho postas establecidas en el camino a recorrer y
agrupaba en cada una, caballos de igual pelo.
En tantos años de deambular por aquellos rumbos debió recorrer las mismas rutas que siguieron los
guerreros de la patria. Finalmente vendió la línea a Mario Cola, y se jubiló percibiendo 138 pesos
mensuales. Se quedó en Rocha acompañado de aquella mujer, hasta el fin de sus días. Su vida fue rica
en aventuras riesgosas y anecdóticas de todo matiz, que narraba a todo el que deseaba escucharlas.
Fausto Plada, desafiante de caminos, de soles calcinan-tes y temporales sin fin, falleció en Rocha en 1960,
a la edad de 99 años.
En el joven barrio Halty, orientada de este a oeste, desde el arroyo San Carlos hasta la continuación de la
Avda. Rocha y paralela a la calle Juana Tabárez, está ubicada esta calle.
Datos proporcionados por: Luis Cugnetti García (ayudante de Fausto Plada y suegro del poeta y escritor carolino Pablo Alfonso ) e Irma Marticorena Plada